Ana María Matute, nacida en Barcelona en 1925, fue una de las narradoras más profundas y sensibles de la literatura española del siglo XX. Su infancia, marcada por la guerra civil, influyó decisivamente en su obra, donde los niños y adolescentes enfrentan un mundo de desolación, injusticia y esperanza. Aunque sus primeros cuentos se publicaron de niña, su voz adulta se consolida con Los Abel, una mirada íntima y devastadora sobre la posguerra.
A lo largo de su carrera abordó temas como la memoria rota, las relaciones familiares y la fantasía como refugio, con obras como Primera memoria, Olvidado rey Gudú o La torre vigía, mezcla de realismo y elementos míticos. Fue también traductora, articulista y académica de la Real Academia Española, siempre alumbrada por una prosa cuidada, emotiva y poética. Su estrecho vínculo con la infancia y la literatura infantil juvenil nutría su mirada y le permitió crear universos en los que la injusticia, la amistad y la imaginación se entrelazan con una ternura única. Matute recibió múltiples galardones, incluyendo el Premio Cervantes en 2010, y falleció en 2014, dejando una obra imprescindible, delicada y conmovedora.