José María Vaz de Soto nació en Paymogo, Huelva, en 1938, y desarrolló gran parte de su vida literaria y profesional en Sevilla, donde se estableció en los años setenta. Licenciado en Filología Hispánica, ejerció como catedrático de Lengua y Literatura en centros educativos de España y Francia, y destacó también como ensayista y crítico literario. Su trayectoria narrativa comenzó con fuerza en 1971 con El infierno y la brisa, obra que fue adaptada al cine bajo el título ¡Arriba Hazaña!, una mirada crítica y aguda sobre la educación franquista.
A lo largo de los años fue construyendo una tetralogía centrada en el diálogo como eje narrativo: Diálogos del anochecer, Fabián, Sabas y Diálogos de la alta noche. En 1988 recibió el Premio Andalucía de Novela por Despeñaperros, y años más tarde se volcó en la novela negra con el inspector Pedrero como protagonista en títulos como Las piedras son testigo, Síndrome de Oslo y Perros ahorcados, que le valió el Premio Andalucía de la Crítica. Su estilo, marcado por el realismo introspectivo, el análisis psicológico y el dominio del diálogo, supo adaptarse a diferentes géneros sin perder profundidad. Miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, dejó una huella notable en la literatura andaluza contemporánea, combinando compromiso intelectual, observación social y una prosa sobria y precisa.