Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, Huelva, en 1881, y es uno de los grandes pilares de la poesía española del siglo XX. Vinculado desde joven al modernismo, su estilo evolucionó a lo largo de su vida hacia una poesía cada vez más depurada, sobria y esencial, marcada por la búsqueda de la belleza pura y una sensibilidad profundamente espiritual. Fue un autor obsesionado con la perfección, que reescribía sus textos una y otra vez en busca de una expresión poética absoluta.
En 1914 publicó Platero y yo, una obra en prosa poética que, aunque destinada a un público adulto, fue ampliamente leída como literatura infantil. El libro, tierno y melancólico, se convirtió en uno de los textos más queridos de la lengua española. Años más tarde, obras como Diario de un poeta recién casado, Eternidades y Piedra y cielo marcarían el punto de madurez de su estilo, donde la musicalidad, el misticismo y el rigor formal alcanzaron una intensidad difícil de igualar.
Exiliado a Puerto Rico tras la Guerra Civil española, vivió sus últimos años alejado de la península, pero nunca desconectado de su país ni de su poesía. En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura, poco antes de su muerte, como reconocimiento a una trayectoria poética ejemplar, limpia, exigente y radicalmente entregada a la palabra. Juan Ramón Jiménez no solo renovó la lírica española, sino que dejó una huella indeleble en generaciones de escritores por su defensa de la poesía como forma de vida.