Un joven sacerdote llega a una zona marginal de Bilbao, donde descubre la dureza de la pobreza, pero también el valor de la solidaridad. La novela es un testimonio de fe, lucha social y compromiso, escrita con un estilo directo y emocional. Martín Vigil mezcla idealismo cristiano con denuncia social, en una historia que refleja la España más olvidada de los años 60.