Una novela que juega con la picaresca moderna. Su protagonista, un mujeriego encantador y caradura, repasa sus conquistas, fracasos y fugas con humor y autocomplacencia, pero también con una honestidad que desarma. A medida que avanza el relato, el lector descubre la vulnerabilidad detrás del cinismo. Becerra utiliza una prosa vivaz y elegante para mezclar comedia, nostalgia y un retrato sentimental de quien se sabe farsante, pero no del todo perdido.